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Hambre Emocional: Entendiendo Nuestra Relación con la Comida

  • Foto del escritor: Claudia Ortiz Espinosa
    Claudia Ortiz Espinosa
  • 16 sept 2024
  • 2 Min. de lectura

La alimentación es más que solo nutrirnos físicamente; está profundamente influenciada por nuestras emociones y experiencias. Muchas veces, asociamos los alimentos con recuerdos y enseñanzas, y no siempre elegimos opciones saludables. Cuando enfrentamos emociones perturbadoras como el estrés, la tristeza o la ansiedad, es común buscar consuelo en alimentos dulces, grasosos o altamente calóricos. Esto se conoce como hambre emocional.


¿Qué es el Hambre Emocional?


El hambre emocional es una forma desorganizada de alimentación con un origen psicológico o comportamental. Aunque no se considera un trastorno en sí mismo, puede llevar a hábitos alimenticios desordenados. Al inicio, comer en respuesta a las emociones puede generar un sentimiento de alivio o placer, pero a largo plazo, suele desencadenar sentimientos de culpa o vergüenza, perpetuando un ciclo difícil de romper.


Características del Hambre Emocional


• Urgencia por comer: Aparece sin que haya una necesidad física real, especialmente en momentos de emociones perturbadoras o situaciones difíciles.

• Predilección por alimentos específicos: Generalmente se buscan alimentos muy dulces, salados o grasosos, que son altamente calóricos.

• Sensación de alivio momentáneo: Comer genera un gran placer o alivio, lo que lleva a ingerir alimentos rápidamente.

• Culpa o arrepentimiento posterior: Después de comer, es común sentir culpa o arrepentimiento, lo que puede llevar a más desorden alimenticio.


Cómo Reconocer el Hambre Emocional


Pregúntate lo siguiente:


• ¿Mi necesidad de comer responde al hambre física o es solo el deseo de un alimento específico?

• ¿Tengo una rutina organizada para comer tranquilamente, o respondo a un impulso urgente e incontrolable?


Si respondiste afirmativamente a estas preguntas y sientes que necesitas ayuda, es importante contactar a un profesional. Reconocer y abordar el hambre emocional es clave para mantener una relación saludable con la comida.


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